viernes, 22 de julio de 2011

El Ministerio de Sanidad y el Consejo General de Colegios de Enfermería firman un acuerdo para el fortalecimiento del sistema sanitario

  • El objetivo es colaborar para reforzar la sostenibilidad del sistema, la calidad asistencial y el servicio a los ciudadanos
  • El pacto con el colectivo de enfermería persigue una mayor colaboración en la sostenibilidad del SNS y en la protección de la salud y la seguridad de los pacientes
  • Entre las distintas acciones previstas destacan la aprobación de un real decreto que regule la prescripción enfermera, el desarrollo de nuevas especialidades y la creación de un registro de profesionales
  • También se prevé reforzar el rol de enfermería en la atención a pacientes crónicos, dependientes y en el proceso al final de la vida

19 de julio de 2011. La ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, y el presidente del Consejo General de Colegios de Enfermería, Máximo González Jurado, han firmado hoy un acuerdo para reforzar el sistema sanitario mediante una colaboración más activa del colectivo de enfermería tanto en la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud como en la protección de la salud y la seguridad de los pacientes.

En el apartado de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud el pacto firmado con el colectivo de enfermería prevé reforzar el papel de las enfermeras y enfermeros en el adecuado control del gasto sanitario para aumentar la eficiencia de los recursos y aumentar su capacidad de decisión en la gestión del SNS. Asimismo, se colaborará para garantizar el mantenimiento de una adecuada dotación de profesionales.

Por lo que respecta a la protección de la salud y la seguridad de los pacientes, el acuerdo suscrito trabajará para garantizar el constante desarrollo profesional de las enfermeras, así como su competencia profesional, especialmente en los cuidados a pacientes crónicos y polimedicados.

La ministra ha recalcado que con este acuerdo “se pretende consolidar un modelo de actuaciones basado en la motivación de los profesionales, la excelencia de su formación y en su compromiso con el sistema sanitario público”.

Por su parte, el presidente del Consejo General de Enfermería ha asegurado que este acuerdo viene a confirmar el compromiso de la profesión enfermera con la protección de la salud de los ciudadanos, la seguridad de los pacientes y la sostenibilidad de nuestro Sistema Nacional de Salud.

ACCIONES CONCRETAS

Entre las acciones concretas que se abordarán con este acuerdo hay que señalar el compromiso del Ministerio para culminar a la mayor brevedad posible la aprobación de un real decreto que desarrolle la competencia prescriptora para las enfermeras y enfermeros.

Asimismo, el Ministerio se compromete a adoptar todas las medidas necesarias para implantar las especialidades de enfermería pendientes de desarrollo y promoverá, de forma inmediata, la aprobación del programa formativo de la especialidad de Enfermería de Cuidados Médico-Quirúrgicos.

Por su parte, el Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería se compromete a garantizar las mejores prácticas enfermeras sobre la base de la competencia profesional continuada. Para ello, establecerá los mecanismos necesarios para garantizar que las enfermeras y enfermeros mantienen su competencia acreditada a lo largo de su vida.

El Consejo también establecerá un registro público estatal de enfermeras y enfermeros, que será accesible a los ciudadanos y a las administraciones sanitarias para una correcta planificación de los recursos del colectivo por el Sistema Nacional de Salud.

El acuerdo también destaca el papel de las competencias de la enfermería en la atención a pacientes crónicos y polimedicados. En este sentido, el texto prevé la incorporación de un representante del Consejo de Enfermería al grupo de expertos que está elaborando la estrategia de atención al paciente crónico, impulsada por el Ministerio.

En la misma línea, el acuerdo señala la necesidad de impulsar el papel de la enfermería en el ámbito de la atención a las dependencias y la realización de un estudio que determine los niveles competenciales de enfermeras y enfermeros en relación a la Ley de protección de los derechos de las personas en la etapa final de la vida.

LIBRO BLANCO

Finalmente, el acuerdo también recoge el compromiso de proceder a la elaboración de un Libro Blanco de la Enfermería Española. Entre los objetivos de este documento se encontrarán:

ü Analizar las características académicas y profesionales de las más de 260.000 enfermeras y enfermeros que prestan su servicio a los ciudadanos en el conjunto del Estado.

ü Reflexionar sobre el papel que la enfermería deberá asumir en un horizonte de 10-30 años para reforzar la calidad asistencial, la seguridad de los pacientes y el compromiso con el bienestar de la población.

ü Identificar los mecanismos necesarios para adaptar el marco funcional de la enfermería a las necesidades de la población y el impacto que el desarrollo académico y competencial de la profesión deberá tener en el Sistema Sanitario Español.

ü Plantear las actuaciones necesarias para impulsar en el menor plazo posible la implantación de las especialidades, la investigación científica y el desarrollo académico.




domingo, 10 de julio de 2011

Un enfermero dirigirá el área de cuidados de crónicos en Sanidad

El nuevo cargo dependerá directamente del conseller y es una vieja aspiración de los presidentes colegiales

LEVANTE-EMV VALENCIA El conseller de Sanitat, Luis Rosado, se ha comprometido con los colegios profesionales de Enfermería de la Comunitat Valenciana a establecer la nueva figura del Responsable de Cuidados dentro de su equipo directivo, una figura que será clave para el papel que va a desempeñar el colectivo en la próxima legislatura, dentro del nuevo modelo asistencial que va a tener la atención a los pacientes crónicos como uno de los retos principales.
La creación de esta figura materializará una vieja aspiración de la enfermería valenciana.
El conseller se ha comprometido a potenciar la figura del enfermero dentro de los planes estratégicos de esta legislatura y prevé extender al resto de departamentos de Salud de la red asistencial valenciana las figuras del enfermero gestor de casos y del enfermero de enlace entre Atención Especializada y Primaria, que actualmente ya funcionan en cinco departamentos (General de Castelló, General de Alicante, Elx, Requena y La Fe).
La nueva figura del Responsable de Cuidados dependerá directamente del propio conseller de Sanitat en el organigrama de la conselleria. Entre sus competencias figurará la de llevar a cabo acciones estratégicas en todo el territorio autonómico.
Otra de sus funciones será la de asesorar a la conselleria sobre las necesidades logísticas, técnicas, formativas y científicas para la mejora de los resultados de salud y la satisfacción de los usuarios de los servicios sanitarios y el bienestar de los profesionales sanitarios del ámbito de los cuidados.
La decisión se adoptó en la reunión que ayer mantuvieron el conseller de Sanidad, el presidente del CECOVA, José Antonio Ávila; los presidentes de los Colegios de Enfermería de Valencia, Castelló y Alicante, Juan José Tirado, Francisco Pareja y Belén Payá, respectivamente; y el presidente honorario del Colegio de Enfermería, Francisco Mulet.

Drogas e Investigación
Por otra parte, el área de Drogodependencias de la Conselleria de Sanidad seguirá dependiendo de Sofía Tomás que ha sido rebajada de cargo y ahora en vez de ser directora general pasará a ser directora de zona, según confirmó a Levante-EMV el conseller de Sanidad, Luis Rosado, que informó que el área de Investigación estará a cargo de Pilar Viedma que también pierde galones en la jerarquía de la conselleria donde pasará a ser subdirectora en vez de directora general, que fue su responsabilidad en la legislatura anterior

viernes, 8 de julio de 2011

LA SOSTENIBILIDAD DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD.
ANALISIS DE LA SITUACION  Y PROPUESTAS PARA ASEGURARLA

Desde hace algún tiempo se esta poniendo en cuestión la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) sobre la base de que existe en España un supuesto elevado gasto sanitario, una alta utilización de los servicios sanitarios incentivada por la gratuidad en el momento del uso, la existencia de deudas importantes con los proveedores de las distintas CCAA  y una supuesta tendencia a un crecimiento incontrolado del gasto sanitario.

Todos estos argumentos, y algunos otros de los más variados tipos, han sido reiterados por numerosos “informes” financiados por la industria farmacéutica, o de tecnologías sanitarias, o por empresas de aseguramiento, en la búsqueda de conseguir un “ambiente mediático” que acabe imponiendo las tesis de quienes los encargan y financian. Además de alimentar el tópico de la insostenibilidad, proponen todos la misma solución: un aumento de la privatización del SNS comenzando por los copagos, siguiendo con un incremento de las llamadas colaboraciones público- privadas, y acabando con una presencia mayor y más agresiva del aseguramiento privado (éste, eso si, subvencionado o directamente financiado con fondos públicos).

Por estos motivos, desde la FADSP hemos realizado este documento que intenta responder a los principales interrogantes sobre la viabilidad de nuestro sistema sanitario público; analiza la situación con los datos disponibles y propone alternativas de mejora en la línea de reforzar la Sanidad Pública española, conscientes de que es un refuerzo fundamental para la cohesión y la equidad social, especialmente en un momento de crisis económica como el actual.

http://www.foroenfermeria.es/

domingo, 3 de julio de 2011




http://www.foroenfermeria.es


Manifiesto del Foro de la Profesión Enfermera: Por el futuro de la enfermería española


Somos más de 40 millones en todo el mundo, unas 230.000 en España, lo cual nos convierte en el colectivo profesional titulado cuantitativamente más importante, del mundo y también de España. Pero, además de los aspectos cuantitativos, están los cualitativos: nosotras, las enfermeras y enfermeros asistenciales, somos el sistema nervioso central de los servicios sanitarios, ya que nos encargamos de mantener sus constantes y funciones vitales 24 horas al día, 365 días al año.


Somos el único colectivo profesional que está presente de manera significativa en todos los ámbitos donde se desarrollan los servicios y políticas de salud, desarrollando nuestra labor, tanto asistencial como docente, gestora e investigadora: no hablamos sólo de centros sanitarios y sociosanitarios, sino también de servicios sociales; centros educativos; empresas; hogares; cárceles; grupos de autoayuda; ONG; organismos de cooperación internacional; conflictos armados e intervenciones humanitarias internacionales…


Nuestra profesión es tan antigua como la propia humanidad, que siempre tuvo una gran dependencia de las cuidadoras y parteras. Desde entonces y durante siglos, nos hemos ido adaptando a los cambiantes contextos sociales hasta que hace siglo y medio comenzamos un largo y complicado camino de profesionalización al servicio de las necesidades sociales y sanitarias que siempre pensamos que conllevaría un merecido reconocimiento social que nunca ha existido en realidad.


Sí se ha reconocido nuestra entrega, nuestra compasión y empatía, nuestra disponibilidad permanente para realizar muchas de las tareas más abnegadas que se enmarcan en los cuidados enfermeros. Siempre se nos ha contemplado casi únicamente a través de esos componentes más “humanistas”, de los que por cierto estamos muy orgullosas, pero nunca se nos ha mirado como lo que realmente somos: una profesión cualificada, universitaria desde hace 35 años, cuyas disciplinas, competencias y prácticas se basan en el método científico y en el profesionalismo y no en la intuición, el voluntarismo y la tradición. Sin embargo, muchos ciudadanos y no pocos médicos y responsables sanitarios piensan que, en realidad, nuestras funciones las podría realizar cualquiera con mucha vocación, bastante capacidad de entrega, una cierta destreza manual y un poco de cultura sanitaria general, debido a la predominancia de un sistema de salud médico-centrista.


En buena medida ha sido culpa de la propia profesión enfermera. Al fuerte empujón que supusieron los años ochenta para nosotras, para nuestro desarrollo e identidad profesionales, le han seguido 20 años de ostracismo, de silencio, de invisibilidad absoluta. Incluso cuando, en los últimos cinco o seis años, han tenido lugar algunos modestos pero innegables avances legislativos (grado y especialidades), la interpretación más generalizada es que se ha tratado de concesiones poco comprometedoras a la enfermería y no de desarrollos encaminados a facilitar a las enfermeras un mejor desarrollo de sus nuevas competencias y funciones. Y, lamentablemente, no les falta parte de razón porque habiendo nuevos desarrollos normativos no hay en realidad nuevas competencias ni funciones que se hayan globalizado para el conjunto de la profesión.


¿Cómo es posible que desde hace casi 15 años estemos formando a enfermeras especialistas en salud mental sin que 15 de los 17 servicios de salud hayan creado las correspondientes plazas de enfermera especialista en salud mental, abocando a la frustración a cientos de profesionales que han dedicado dos años adicionales a formarse como enfermeras especialistas? ¿Cómo es posible que hoy en día la mayoría de las comunidades autónomas convoquen plazas de Formación Sanitaria Especializada para las otras especialidades enfermeras desarrolladas, pero no creen los correspondientes puestos de trabajo de enfermera especialista? ¿Cómo es posible que no sepamos a estas alturas cuál será el campo para las enfermeras de cuidados generales, tras la implantación final de todas las especialidades? ¿Cómo se explica el paso atrás que representó el anodino marco legal estatal de la “prescripción enfermera” con respecto al decreto andaluz? ¿A qué se debe la infrarrepresentación de la enfermería en las estructuras política y técnicas de tomas de decisiones sanitarias?


Básicamente, todo ello se explica por el servilismo de nuestra representación corporativa, no sabemos si más desinteresada o incapaz a la hora de defender a la profesión a la que dicen representar. Y por la dejación inexcusable de los servicios de salud y muy en especial del Ministerio de Sanidad: el hecho de que tenga como interlocutor a una representación colegial absolutamente servil y sumisa no es excusa para que dejemos de denunciar su falta de compromiso con nuestro desarrollo profesional. Una falta de compromiso, por cierto, que juega en nuestra contra, pero más aún en contra de las necesidades y carencias del Sistema Nacional de Salud.


El desarrollo académico y profesional al que ahora accedemos: Grado, Máster, Doctorado y Especialidades, sugiere necesariamente que la enfermería titulada tiene que mejorar sus desarrollos competenciales, sus capacidades funcionales, sus ámbitos de ejercicio profesional autónomo y su afianzamiento en la toma de decisiones en ámbitos compartidos con otros profesionales. De otra manera, no tendría sentido el coste que dicha ampliación supondrá, no sólo para los propios estudiantes en dinero y tiempo, sino, sobre todo, para el contribuyente que la financia en buena medida, máxime en un contexto de crisis del gasto público.


Sin embargo, el desarrollo de la enfermería española, aunque ha sido muy exigente, también ha sido desigual: mientras que en algunos servicios de salud la enfermería aún tendrá que crecer “horizontalmente” hasta alinearse con los más más avanzados, en aquéllos con estrategias de desarrollo en cuidados enfermeros con mejor visión de futuro ya no parece posible crecer horizontalmente, desarrollando nuevas competencias y funciones propiamente enfermeras, lo que significa que sólo es posible crecer “verticalmente”, asumiendo dentro de un nuevo marco competencial funciones y tareas que tradicionalmente han venido desempeñando otras profesiones. Eso sí, siempre desde una visión profesional específicamente enfermera, lo cual aportará sin duda valor añadido a los procesos asistenciales en los que se encuadren.


Ello significa que antes o después, por mucho que las autoridades sanitarias se hagan los ciegos y los sordos, los mapas competenciales tradicionales van a tener que ser revisados y también, por tanto, las aportaciones de todas y cada una de las profesiones que estamos implicadas en el desarrollo de los servicios públicos de salud. Ni los desequilibrios en los mapas competenciales autonómicos y en sus dotaciones de recursos humanos, ni la masificación de los servicios de atención primaria, ni los problemas de sostenibilidad financiera, ni las serias amenazas de quiebra del profesionalismo como eje vertebrador de las conductas profesionales, por exponer sólo algunos de los graves problemas de nuestro Sistema Nacional de Salud, podrán ser resueltos si no se repiensa por completo el sistema y muy especialmente, como hemos dicho antes, en el ámbito de las aportaciones de las diversas profesiones sanitarias, muy relevantemente la medicina y la enfermería.


Todos estos procesos suponen al tiempo amenazas y oportunidades para nuestra profesión; en ellos se juega su futuro, su apuesta por convertirse en una profesión capaz de trabajar de igual a igual con el resto de los profesionales. Y todo ello depende básicamente de dos cosas: de un liderazgo visionario, capaz de estudiar y analizar el presente para intentar ganar el futuro, y de unas bases profesionales cohesionadas, con la suficiente autoestima y seguridad como para ser capaces de estar muy presentes durante los procesos de cambio que se abran y, en general, en todos los procesos de toma de decisiones en materia de política sanitaria.


Por eso, quienes firmamos este manifiesto no nos sentimos representados en absoluto por quienes dicen representar a toda una profesión, presentándose como su salvaguarda ética y deontológica; es más, pensamos que a día de hoy constituyen el peor de los problemas, y eso que son muchos, que aquejan a nuestra querida profesión, especialmente por su falta absoluta de liderazgo en torno a directrices académicas, profesionales y legales consensuadas por la profesión, predominando, por el contrario, una política de sumisión al poder político. Hemos, por tanto, puesto en marcha un movimiento que persigue prioritariamente una profunda regeneración moral de nuestras instituciones corporativas y un recambio generacional e intelectual que permita cambiar unas élites profesionales que carecen por completo de las capacidades morales e intelectuales necesarias para reconocer, proponer y liderar los nuevos escenarios de futuro para nuestra profesión y para ser capaz de negociar un nuevo pacto social, político y moral con la sociedad, los reguladores políticos y las otras profesiones sanitarias.


Acabamos este manifiesto con cuatro mensajes muy claros:



El primero es para el poder político y las administraciones sanitarias: La enfermería constituye hoy en día el principal activo de unos sistemas públicos de salud sostenibles y de calidad guiados por un nuevo profesionalismo ético que la enfermería representa hoy en día como ninguna otra profesión. Si quieren garantizar el futuro de los servicios públicos de salud sólo pueden hacerlo de la mano de más de 200.000 enfermeras motivadas y que sienten que se reconoce de manera efectiva su excepcional aportación a la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.


El segundo es para la profesión médica: Este manifiesto no representa una amenaza más que para las actitudes y conductas más arcaicas y apolilladas dentro de su profesión. La enfermería del siglo XXI va a trabajar mano a mano con la medicina en una posición, ni dependiente ni independiente, sino interdependiente. Somos dos profesiones tituladas facultativas; las enfermeras tenemos que atender todas las necesidades básicas de nuestros pacientes, entre ellas las derivadas de los tratamientos médicos, concretadas, como no podría ser de otra manera, por los médicos. Pero ello no significa que la enfermería sea básicamente un recurso médico más que se limita a garantizar la continuidad de los cuidados. La enfermería es una disciplina científica, como la medicina, coincidentes ambas en unos mismos entornos asistenciales, pero con unos ámbitos de aplicación especializados que sólo pueden ser llevados a cabo por personal de enfermería cualificado a través de un método científico y el juicio clínico, desarrollado todo ello a través de un proceso: el Proceso Enfermero.


El tercero es para el resto de los agentes profesionales enfermeros, es decir, los colegios provinciales no alineados, los sindicatos de enfermería, las sociedades y asociaciones científicas, la blogosfera sanitaria, etc: Ha llegado el momento de decidir entre cambio y continuidad, entre pasado y futuro, sin que sea posible ampararse en una supuesta neutralidad sindical o científica. La situación de nuestra profesión no es buena, pero puede llegar a ser mucho peor y por eso ahora ya toca ir más allá de declaraciones retóricas y dar un paso al frente en defensa de nuestros valores profesionales. A aquel lado o a éste, ya no hay puntos neutrales, las élites enfermeras tendrán que definirse definitivamente frente a las bases profesionales y decidir si quieren formar parte del viejo orden o de los nuevos escenarios.


Y el cuarto y más importante, como no podía ser menos, es para la sociedad y para nuestros pacientes: Las enfermeras queremos que toméis conciencia de que somos profesionales titulados y competentes que queremos y sabemos hacer compatibles la ciencia y la humanidad, nuestros conocimientos con nuestra dedicación. No nos basta con que reconozcáis nuestra entrega y vocación de ayuda, necesitamos el reconocimiento social que creemos merecer como una profesión moderna y capacitada, para acabar con esta ingrata invisibilidad social en la que siempre nos hemos tenido que mover. Cualquier profesión necesita que se le reconozcan sus aportaciones, porque esta y no otra es la verdadera base de la motivación y sólo una enfermería verdaderamente motivada puede garantizar el mejor nivel de calidad y calidez de los cuidados enfermeros.




Quienes nos adherimos a este manifiesto lo hacemos con orgullo de pertenecer a nuestra profesión y con seguridad y confianza en que estas ideas y propuestas pueden ser compartidas por la inmensa mayor parte de nuestras compañeras y compañeros. Sabemos que el tiempo de las quejas en voz baja ha pasado y que ya es el momento de una verdadera movilización surgida desde nosotras mismas, la enfermería asistencial, y no desde unas u otras élites o intereses.


Madrid, 16 de junio de 2011